ABURRIMIENTO URBANO
Me cansa un poco la ciudad.
Los pájaros no se despegan
Los pájaros no se despegan
de sus alas de amianto y cristal,
y sus rutinas sin sueños ni utopías.
Se les olvidó la libertad
del vuelo en alguna parte
lejana de ese aire o viento
que ya no les silba como antes
los acordes transparentes de un anhelo.
Y me cansa, me hastía
vivir en la urbe con la sensación
de que solo estoy durando.
Nada más que durando un tiempo
hasta que me toque marcharme.
Por eso, me despego del suelo
y el asfalto. Cierro los ojos,
y vuelvo a volar un rato
con los ruiseñores.
Cuando me pasan un poco
la ciudad de los sueños muertos.
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