ATIENDO DEMASIADO A RAZONES
Siento que, a veces,
atiendo demasiado a razones.
Y pienso que la primavera
sólo llega cuando marzo
roza en una caricia de equinoccio
las leves hojas de los árboles.
Y nunca reflexiono. Y digo:
siempre puede quedar
un gramo de primavera
que degustar en Diciembre,
y un trozo de mar que cortar
en medio de la ciudad,
bajo la lluvia.
Atiendo demasiado a razones.
Y es demasiado difícil
disfrazarse de payaso
sin creer en la locura,
sin atreverse a caminar
descalzo sobre pantanos,
y escribir agua clara
en gotas de tinta oscura.
Atiendo demasiado a razones,
a veces, por miedo
a vivir plenamente
una dulce locura de soñar
despierto, aun sin estar dormido.
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