SOLEDAD NO COMPARTIDA
La soledad mata,
cuando no hay voz
que acompañe el ruido
incensante y mortal
de las agujas.
La soledad mata,
cuando sólo se escucha
a ella misma, frente al mar,
frente a un horizonte lejana.
Y aquel que la sufre,
y la alquila toda la vida
como una habitación
sin más ventana
que una cárcel de libertad
muerte, como una gota
en el fondo de un pozo:
sin hacer demasiado eco.
La soledad mata.
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