¿DE QUIÉN SON LAS PALABRAS?
A nadie pertenecen.
Puede pronunciarlas
en silencio alguien
sin nombrar nada.
Y el mudo también
desde su mordaza forzada.
Puede cantarlas un piano,
ladrarlas un perro,
traerlas la tristeza,
escribirse sobre los cuerpos
abrazados de los amantes,
volar, nadar, surcar
el mar sin zapatillas,
y ser objeto del poema.
Al fin y al cabo,
¿De quién son las palabras?
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