CAMBIAR DE ESPEJOS
Se puede cambiar de espejos,
y cambiar de cara,
y ponerse guapo,
y tirar las cartas
sobre una mesa de mármol.
Y soñar a oscuras
con la luz de un túnel.
Se puede cambiar de espejos,
y maquillar la vejez
con un pintalabios
y unas cuantas canas menos.
Pero al final la única edad
que no envejece
es la del alma,
aunque se cambie de espejos.
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