MÚSICA PARA EL ALMA

miércoles, 11 de julio de 2012

ESCANDINAVIA ENTRE PLATANERAS



ESCANDINAVIA ENTRE PLATANERAS




El hombre, sueco o finlandés, no hablaba español. Hacía poco que había pisado las tierras de Gran Canaria y aquellos “muyayo” y “mi niño” no le eran familiares en absoluto. Sin embargo, un suceso reciente lo había empujado a recorrer miles de kilómetros desde la fría Escandinavia para degustar la calidez y donosura de aquella ciudad impregnada de historia y aroma de plataneras en lontananza. Hans había leído en una frase de autor desconocido que “quien abrazaba aquellos lugares una vez, ya nunca volvía a desprenderse de las raíces de esa tierra como las de un árbol que se aferra fielmente la primavera y como un hijo que no se cansa de ver crecer desde su semilla a sus propios retoños ”.



Guacimara acaba de salir del cole. Sus padres la reciben en la entrada con una calurosa bienvenida. No es para menos. Acaba de aprobar la última evaluación de educación primaria con las mejores notas de la clase, y hay que celebrarlo de algún modo. La madre y también su hermano no caben en sí de alegría y regocijo.



- Has puesto los apellidos Urpalainen Cabrera en lo más alto, mi querida hija.

- Gracias mamá. Todo se lo debo a ustedes.

- Hermana, estoy muy orgulloso de ti –afirma su hermano mayor Aridane.



Mientras tanto, el padre la mira absorto. Sus ojos se le clavan en ese prístino mar azulado de las pupilas de su hija Guacimara, quien empieza ahora erguirse como el árbol que le había prometido que plantaría aquel libro. Hans se remonta ahora, desde el más profundo recuerdo, al día en el que lo abrazó aquella maravillosa tierra que quiso abrazar oriundo de Escandinavia. Contempla a su familia y la alegría que rebosan. Y, tal vez, siga haciendo frío en su alma, pero por ahora “sigue viendo crecer desde su semilla a sus propios retoños”. Aferrado fielmente a su eterna primavera.



- Hija, todo, hasta ti misma, se lo debo a esta tierra.

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