MUNDO SIN MUNDO
Aquí ahora hay mucha gente,
pero no existe el mundo
tal y como lo conozco.
Hasta el susurro mágico
del viento ha partido,
quién sabe adónde.
En barcos de nostalgia
de tiempos pasados
que sigue acarreando
una bicicleta destartalada.
¿Quién sabe ya adónde han ido
las voces de otros tiempos,
y el alma de los fantasmas
que ahora vagan con prisa
hacia una cárcel de rascacielos
que no para de crecer?
Muchas personas, mucha gente
alrededor de las rotondas
en las calles donde abundan
los efluvios de un agradable almuerzo
al abrigo de un bol de "mixian".
Pero, ¿dónde ha ido el mundo?
¿dónde resuena aún el corazón
entre tanto ruido y marasmo cotidianos?
No lo sé. Sin embargo,
hay también algún atisbo
de magia entre tanta defunción
adelantada de las almas.
En las callejuelas sigue soplando
una brisa de humanidad,
y me aferro a eso
para no morir también.
En un mundo, tal vez,
ya casi sin mundo.
Aquí, en el decimoquinto piso
de un edificio que no rasca
tampoco el verdadero cielo.
En un mundo sin mundo.
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