TORMENTA DENTRO
No siempre llueve afuera.
A veces, hay tormenta dentro,
cuando una borrasca de tristeza
ennegrece el paisaje lento
y otoñal de las avenidas
en pleno septiembre.
Los latidos del corazón entonces
se ensordecen por momentos,
y la música sutil de la brisa
se enmudece tras las interferencias
sutiles de la melancolía.
Pero basta esgrimir un verso,
y en un golpe de pluma
se disipa una borrasca
de obnubilada nostalgia.
Mientras, al paso de una estrofa,
vuelve la armonía del alma
a apoderarse de la belleza
de amanecer sin que el ocaso
de un mal pensamiento
nuble la maravilla de vivir.
No siempre llueve fuera.
A veces, hay tormenta dentro.
Y como toda tempestad,
siempre amaina tras el fragor
inevitable de los truenos.
Y después de la tormenta dentro
llega la calma al corazón.
Sin que llueva afuera.
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