ATRÁS LOS TRICICLOS
Ahora ya toca andar.
Soportar la gravedad
de estar erguido,
y no poder gatear
sobre las piedras del mundo.
Atrás quedaron los triciclos,
las ruedas de ayuda,
y la pequeña inmensa
libertad de cabalgar sobre el tiempo
a lomos de una BMX.
Porque ya no queda
una tercera rueda
que sirva de bastón
en momentos malos.
Tan sólo dos pies
son los que ahora
me levantan.
Y atrás quedaron ya
aquellos triciclos de antes...
Aquellos vuelos
inauditos de la infancia,
y sus triciclos...
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