ESPERAR DEMASIADO
Esperar demasiado
es morir durante más
de un cese de latidos.
Es estancarse,
dejar de andar, tal vez,
por estar cómodo en el asiento
de una vida apoltronada
el próximo tren a la vida.
Y ahogarse en el falso placer,
tal vez, de respirar
sin sentirse cansado,
sobre una silla de recuerdos
monótonos.
Esperar demasiado
es morir también demasiado,
tal vez.
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