AÚN QUEDA ESPACIO
Aún queda espacio
para la risa,
aunque la sonrisa
se derrumbe
del rostro,
y las cejas pesen
en cada despertar
como yunques que cargan
la gravedad insortable
de mediodías al sol
de la tristeza.
Aún queda espacio
para la risa,
pese al humor
perdido en los pozos
de la melancolía.
Y esta muerte
en que se convierte
la vida, cuando el mar
ruge, y no cantan
las olas al romper.
Aún queda
espacio para la risa.
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