SIEMPRE EL CAMINO
A veces, arrecia la tormenta,
y se emborronan las sendas
que nos llevan a alguna parte,
más allá del circulo infinito
sin rumbo de la rutina.
Nos sentimos perdidos,
con la mirada al suelo,
mientras golpea la lluvia
como yunques de agua
en alguna parte del corazón,
y se aleja el mar
para un navegante transido.
Sin embargo, tras la tempestad
siempre amanece con claridad,
y el sendero correcto vuelve
cuando se abandonan las sillas
del miedo y se sale al mundo,
aunque duela como granizo
de melancolía en el alma.
Y cueste capear la tormenta.
Con el camino siempre en ristre,
tras la tormenta.

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