AL SILENCIO LE QUEDAN CORCHEAS
Al silencio le quedan corcheas
de palabras, fusas de suspiros
y alguna redonda, quizás,
que acoplar a su pentagrama
invisible de voces casi mudas.
Al silencio le queda
mucho que decir.
Todo lo que debo contar,
y que, quizás, no trascienda
nunca de un folio escondido
en el cajón de algún cuarto.
Todo lo que debo callar.
La idea que, quizás, nunca vuele
más allá de mis campos
de fantasía y verdes prados
en la Antártida de mi mudez.
Y todo lo que soy, tal vez.
Al silencio le queda aún
toda mi vida por contar,
si no se me escapa del poema.
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