SÉ QUE SER COBARDE
Sé que ser cobarde
es enterrar, tal vez, el sol
de un próximo mediodía
añil y hermoso
bajo lámparas languidecentes
de resignación y tristeza.
Lo sé. Sé que tener miedo
a rellenar libros de historias
sin tanto golpe de tinta,
cayendo en los caminos,
y sobreviviendo en las autovías
del resarcimiento después,
sólo lleva a quemar recuerdos
inútiles en algún desván.
Y preguntarse después del tiempo
¿Qué es lo que he vivido?
Pero no sé por qué
sigo sentado, a veces.
Y levantarme me cuesta
más que quitarme unas legañas
cada amanecer.
Supongo que, ante todo,
soy cobardemente humano.
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