MÚSICA PARA EL ALMA

miércoles, 29 de septiembre de 2010

VERSIÓN PROPIA DE PULGARCITO




VERSIÓN PROPIA DE PULGARCITO


Pulgarcito era ínfimo.

No era más que otro niño

del mundo, aún más pequeño

si cabe.


Le cojeaba una pierna.

Y sin embargo, siempre

pensaba en correr

hacia las nubes en naves

de papel y asteroides de plastilina.


Dejaba a su paso suelas de zapatos

arrastradas por las escaleras.

Pero no importaba: soñar era gratis.

Y, entonces, no había que pagar

aviones para llegar al cielo.


Había ogros que le susurraban:

"te pudrirás en mis fauces".


Pero, ¿dónde quedaba el miedo?

Lejos, como el horizonte del mar.


Pulgarcito entonces era un niño.

Y creía que despertarse

en los sueños era posible

tras el cansancio bien satisfecho.


Pero los años han pasado.

Tiene veinticinco años.
Sus ojos no son tan pequeños,
y sus pupilas no tan infinitas.


Y yo ya no creo demasiado,

tal vez, en ogros azules.

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