HABLAR DEMASIADO
Hay quienes hablan demasiado.
Quienes pronuncian palabras
sin más peso que una rutina
verbal sin acción.
Hablan demasiado.
Y no dicen muchas veces
nada.
Y se van, entonces,
las oraciones como nubes
en el aire que desfilan
hacia otra parte,
cuando la corriente las arrastra.
Hablar demasiado, y querer,
a veces, decir algo.
Díficil tarea
sin muchas palabras
que contar.
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