MÚSICA PARA EL ALMA

sábado, 19 de mayo de 2012

ASFALTO DE PIEL




ASFALTO DE PIEL

Toco la ciudad como si tuviera piel el asfalto. Busco el calor de un abrazo que nunca he llegado a dar tal vez, mientras un adolescente parece derramar una cascada de lágrimas de cuya sal amarga solo saben sus ojos entristecidos tras el cristal de una parada de autobús. Puede que se haya perdido otro amor entre los muchos que siguen la corriente del río que transita bajo mis pies. Otra historia humana plural que ha encontrado un final.

Y no me rindo. Sigo buscando con la mirada algún lugar en el que posar dulcemente mis pupilas sin que me estorbe demasiado el tumulto y la molicie. Sin prisa para querer. Aún hay tiempo, que no corre, que no mata mientras la brisa sopla tiernamente sobre mi espalda. En los objetos me detengo a palpar algún gramo de tierno fuego que me abrase como lo haría el abrazo del cariño en algún instante de afecto. Ato mis palabras a algún puerto de metáforas mientras una pareja de jóvenes parece transportarse en un beso a una de esas calles en la que solo ladran los perros y tintinean las campanas sin que los valores de un índice puedan calificar su aventura de alto riesgo. Y degusto la urbe como si tuviera también cuerpo y silueta. Pienso que, pese a tanto pavimento, aún hay algún latido que extraer de tanto metal y fábulas crediticias de bienestar que tantas miradas cotidianas derrumban cada día. Como si fuese una mentira casi vivir sintiendo.

Estoy vivo, creo.Y tal vez sea la propia ciudad la que me acabe por desnudar a mí, mientras la acaricio y la toco como si tuviera piel el asfalto.


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