YO LOS LLAMO SOÑADORES
Algunos los llaman locos
seguidores de la imposible utopía.
Los funcionarios utilizan
sus nombres en los registros,
así, sin más.
René, Augusto, Efrén, Juan.
No importa eso demasiado.
Yo los llamo soñadores.
A aquellos a los que les crecen
pájaros en la mirada,
mientras sus mentes vuelan
más allá de la ceguera
y la pesadilla urbana
en la que, a veces, se torna vivir.
Yo los llamo soñadores.
Cuando bajo los escombros,
los restos invisibles de ruiseñores,
y colibries de otro tiempo
más propenso a anhelos
y esperanzas fundadas,
ellos ven llover la primavera
sobre los árboles verdes
del asfalto.
Y aún como niños inconformistas
juegan junto con Huckelberry
a ser soldados de una guerra
en la que la única bala
que se dispara son las ganas
de amar.
Algunos los llaman locos,
dementes o de mente aturdida.
Yo los llamo soñadores.
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