DECORACIÓN
La pobreza es bella
a los ojos
del que no es mendigo.
La calle se torna un techo
de asfalto en el que se rompen
los huesos de nadie.
Y los perros ladran baladas
de melancolía por las esquinas
como palabras que escuchan
solo los muros de la inconsciencia.
Todo vale para decorar
y seguir jugando al teatro
de los sueños,
mientras otra lágrima de aire
puede haber muerto esta tarde.
Para el dolor no hay cine.
0 comentarios:
Publicar un comentario