FIESTA DE SOLEDAD
El silencio ya no es mudo
desde hace algún tiempo.
Tiene sangre, tiene cuerpo,
y por su silueta de ausencia
discurren las estaciones raudas
como un niño en bicicleta
de colores
corriendo por sus sueños.
A lo lejos gimen los árboles
sus últimas hojas de otoño,
las aceras suplican pasos
que vuelvan a andarlas.
Hace frío afuera, y el hielo
es el único habitante
de las esquinas.
Alguien tendrá que acompañarme
esta noche en la nostalgia.
Y no conozco a otra amiga
que no sea la soledad
para esta fiesta silente
de la melancolía.
0 comentarios:
Publicar un comentario