MÚSICA PARA EL ALMA

sábado, 21 de noviembre de 2009

TAN FELICES LOS NOVIOS




TAN FELICES LOS NOVIOS


Se caían los párpados

sepias de la tarde

tras el horizonte.


La luna asomaba su cabello

blanco de estrellas en el cielo.

Y parecía que otro día iba a morir

como otro cualquiera tras las olas

grises de final de mediodía.


Pero en otro lugar amanecía.

En dos miradas de cuyo fulgor

el mismo sol sentiría envidia.


En dos corazones que, tal vez,

echarán de menos el mar

salado de unas lágrimas.


Caía cansado el sol vespertino.

Se disipaban otras horas de rutina.


Pero había algo en el aire

que era distinto a un brisa

monótona sin más destino

que el silencio. Dos palabras

que sólo conocen quienes saben

lo que vale el amor,

cuando se sabe labrar

desde la rosa, y la espina,

desde la ternura, y la herida,

y la angustia, y el anhelo,

y la añoranza, y el reencuentro.


En aquel poema rutinario

dos palabras eran diferentes

a las aceras pavimentadas de siempre,

pisadas por invisibles.


"Te quiero". Y tan felices

estaban los novios.

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