¿CUÁNTAS VECES?
¿Cuántas veces se habrá marchado?
¿Y cuántas habrá vuelto?
Besarla es recorrer su boca
de mármol, y abrazar
su cuerpo de preguntas
entintadas que, a veces,
encuentran su respuesta
en la ausencia de calles
hacia sus ojos.
¿Cuántas veces se habrá ido?
¿Y cuántas habrá vuelto
a estar conmigo
en cada sueño?
La quiero siempre.
Por eso, ya no sé
cuántas veces
habrá vuelto con mi nostalgia.
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