SABIOS NARANJOS
La
noria de Abarán sigue girando, mientras su mente se desliza por la
sabiduría como un instruido caminante por
los senderos pedregosos de la vida. Un cierto olor a experiencia y
gula de aprender impregna los naranjos y limoneros por entre los
cuales puede que se esté paseando. La nostalgia, a veces, la
acompaña y se siente a un recuerdo de distancia de alguien al que
quiere. Un pedazo de un corazón Afortunado sigue latiendo lentamente
en su pecho como otra de las islas humanas en las que habrá atracado
su amistad. Y ella lo sabe. Cavilante, quizás, busca algún faro que
no deje abandonadas las efímeras líneas de su historia a la deriva
de un sueño que nunca acaba de cumplirse, y vuelve a sentarse en
aquel banco de las charlas al abrigo de una cerveza en el que siguen
transitando los chistes, los sarcasmos y las ironías, aunque ahora
haya de acarrearlas en silencio una leve brisa que sopla sobre sus
tímpanos. Lo que queda es escribir para que todo tenga la
oportunidad de morir más de una sola vez en la memoria del que no
quiere perder un abrazo, pese a que falte el calor de unas manos
entrelazadas en la fría estación de la soledad. Y amar viviendo.
En
ocasiones, afirma que ya nada es lo mismo sin esas voces que
convencen a la calma de ser lo más bello que se debe decir, cuando
baila la corriente del río sobre el poema mundano de la existencia.
Y ahí sigue, escuchando cómo Marx sigue intentando cortar las
malévolas raíces de la pecunia del alma metálica en que se ha
tornado la sociedad, cual campesino segando sus eras. Quiere no cejar
en el empeño de luchar por un mundo algo menos triste que aquella
aula en la que el Sol solo podía asomar unas lánguidas pestañas de
luz, y despertar unos gramos de melancolía sobre el polvo de sus
asientos y el lóbrego color gris de sus paredes. Ya ha tocado salir
del búnker para entablar una guerra de cuyo desencadenamiento nadie
se ha enterado. Porque en esa guerra no hay tanques que arrasen
ciudades. Es la guerra por ser sin volverse espejismo y marioneta de
espejos maquillados.
Mientras
tanto, sigue batiéndose entre el olor a libros de las bibliotecas y
el asfalto de su pueblo para salir adelante, y no tener que volver a
ver la senda que no se ha de volver a pisar. Y sigue recordando,
hablando de un poeta cuyo fulgor de amanecer sigue titilando desde la
espesa niebla con la que se casan
Luxemburgo y las ventanas de las oficinas de Kirchberg cada mañana.
Es como si el tiempo quisiera adelantar el compromiso inevitable con
el invierno de los árboles desmigajados y los girasoles secos.
Ella
lo sabe. Ella sabe que recordar es otra manera de ensanchar la poesía
y despojarla de las garras de Caronte unos cuantos instantes más.
Ella sabe que sentir es algo más que decir cuándo alguien se
emociona. Sentir es hacer ver a un amigo que no ha pasado por la vida
de otro sin mover una hoja, una espiga o una huella; y lo escribe,
mientras los pensamientos revolotean en su cabeza como mariposas en
busca del polen que las hará revivir en forma de crisálida, cuando
mueran.
La
noria de Abarán sigue girando, y hasta la vieja Europa llega ese
sonido inconfundible de madera vieja y algo roída que lucha por
seguir levantando el agua cual proletario que yergue su cuerpo
exhausto cada día para levantar su familia, escribir su libro y
plantar su árbol. No te preocupes: tu historia está a buen recaudo
en mi memoria. Y tiene futuro, aunque ya cruzarse sea cuestión de
crear maravillas y calles sin esquinas de largo alcance en verso o
prosa. No te preocupes, tus sabios naranjos siguen conmigo.
4 comentarios:
Me has emocionado y dejado sin palabras. Eres de lo mejor que he conocido en esta vida. Soy afortunada, puedo decir que tengo amigos...:) Te extrañamos
Por cierto...es el mejor regalo que me han hecho.
Sentía que te lo debía. Un abrazo sincero desde Luxemburgo
Le falta un poco de sexo Efrén :D jajajajajajajajjaa está mu xulo. Cuídate por las tierras baldías en que los que dicen ser nuestros gobernantes juegan a ser parcas.
PD: Tráeme chocolate ¬¬
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