NO PODRÉ REPETIRME
No podré repetirme.
No habrá una segunda vez.
No podré ser nunca
como aquella falta de ortografía
que se torna palabra correcta
escrita a golpe de goma,
y otro trazo de lápiz.
Las arrugas, y el tiempo
no se cortan a tijera,
y tampoco vale arrancar
las hojas para evitar
el paso de los relojes.
No podré repetirme,
porque Caronte no deja
billete de vuelta en su barca.
Sólo podre contar
con esta vida.
No podré repetirme.
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