SIN TORMENTAS
Me encanta mojarme
siempre bajo la lluvia,
ese milagro natural
que teje como un sastre
de agua la vida en los poros.
Pero sé que no puedo
vivir siempre bajo la tormenta,
aunque las lágrimas dulces
de un diluvio despierten
otro poema sobre el asfalto,
y quieran ser siempre verdes
los ojos húmedos de la primavera.
Soy otro hombre más,
después de todo.
Otro nombre para el polvo
desde el polvo.
Y no soportaría dejar al mar
la nostalgia de todos mis años,
en la tristeza.
En la tormenta...
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