NUNCA TE VAS
Nunca te vas.
Aun lejos, sigues
abrazándome.
Y el calor de un arrumaco
sigue quemándome
dulcemente como la luz
de un mediodía que besa
el alféizar de la ventana.
Las llaves siguen girando
la soledad hacia tus labios,
y las puertas de mi casa
siguen preguntando si estás
aún detrás de las esquinas.
Bajo tu piel habita mi alegría,
y ese país azul de tristeza
tierna que me regala
la efímera eternidad del amor.
Y eres como la ola
que nunca termina de bailar
sobre la orilla en una matrimonio
de espuma con la arena.
Nunca te terminas de marchar,
aunque ahora sólo pueda decir
que estás un poco lejos,
sólo un poco.
Como a una nostalgia de ti.
Nunca te vas.
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