LA CIUDAD EN VERANO
La ciudad en verano
cansa, y fatiga, y hastía.
El reverbero de las calles
nubla los ojos, y se envuelve
el recuerdo en un cansancio
taciturno de siestas.
El trino de los pájaros
no recibe a mis oídos,
y de los alambres cuelga,
a veces, alguna prenda
de la memoria.
Detrás de las puertas
mora el silencio,
y en las piscinas, a veces,
chapotea un poco de nostalgia.
En los lagos hay algo más
que corriente:
las formas del agua
recuerdan unas veces un rostro,
y el color invisible
de algún golpe pasado.
El tiempo se dilata
en la urbe en verano.
Las horas se tornan largas
como una ola en la marejada,
y los relojes se vuelven
sastres esmerados de las horas
que tejen arrugas de confeti
en las vacaciones.
La ciudad en verano cansa.
1 comentarios:
Y el calor, no te olvides del calor que es terrible puf!!!!!!!!!
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