TIEMPO DE PLASTILINA
El tiempo, a veces, no duele.
No se arrastra silenciosamente
en cada herida de la nostalgia,
y los recuerdos que van surcando
arrugas y pañuelos de agua y mar.
No duele, no hiere, no mata,
cuando se torna de plastilina
sobre algún papel en el que al sol
no puede taparlo una tormenta.
Y basta mover un lápiz
para aclarar el paraíso,
y llevarse un trozo de arcoiris
siempre en el bolsillo,
aunque no se refleje
la lluvia sobre el horizonte.
Me encanta
jugar al tiempo.
2 comentarios:
Me encanta la plastilina, ojalá pudiéramos moldear el tiempo como a esta extraña materia. Conseguiriamos ser felices sin tener la sensación de que el el reloj va cada vez mas deprisa. :D
Cierto tío. Me encantaría tanto poder moldear el tiempo y las arrugas que nos lega a mi gusto. Así ni Just For Men ni ná de ná, jeje
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