SEGUIR ENTERRANDO
No hay vida, a veces,
aunque se levante la voz
en un cementerio de palabras.
Y no me apetece seguir enterrando
mi historia ante fantasmas,
aunque no me quede más laurel
en la tumba que un simple recuerdo
de lo que, tal vez, fui.
Hablaré, aunque sea con mi silencio.
No hay vida, a veces,
aunque se levante la voz
en un cementerio de palabras.
Y no me apetece seguir enterrando
mi historia ante fantasmas,
aunque no me quede más laurel
en la tumba que un simple recuerdo
de lo que, tal vez, fui.
Hablaré, aunque sea con mi silencio.
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