SÓLO LAS ALMOHADAS LO SABEN
Sólo las almohadas lo saben.
Sólo las almohadas conocen
el sabor agrio
de esa marea de nostalgia
que asedia mis ojos.
Sólo las almohadas lo saben.
Saben, en el silencio de un sueño,
cuán silenciosas son las lágrimas,
aunque resuene el mar.
Y compongan las olas
melodías de orillas perdidas,
y pecios olvidados.
Sólo las almohadas ahora
conocen el tamaño de mi tristeza:
eres tan poco como un recuerdo.
Y tanto como lo que sigo amando.
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