LA AMISTAD NO TIENE FRONTERAS
La amistad no tiene fronteras,
cuando nace de la sangre,
y no se queda varada
como una piedra bajo la arena
en unas dedicatorias,
unas postales de Navidad
resonantes sólo un día,
o en una noche de jolgorio
al calor de un caleidoscopio.
Porque la amistad,
cuando se juntan las manos,
sabe secar lágrimas,
y amanecer los días
en los que el sol
se empeña en recorrer
el cristal de los ojos.
Cuando nace de la sangre,
y llega bombeada al corazón
para quedarse, luego,
al final del torrente,
y el río revuelto,
y el mar en calma,
y la farola temblorosa
en algún recuerdo.
Y pasa las páginas del tiempo
sin olvidar,
y escucha la misma voz
de aquel que le contó
un trozo de su historia
sin pedir más líneas
que un abrazo sin laureles.
Y sigue siendo amiga,
después de todo,
hasta después del olvido.
Cuando nace de la sangre,
la amistad.
0 comentarios:
Publicar un comentario