MÚSICA PARA EL ALMA

lunes, 3 de enero de 2011

LECHE, AGUA Y GALLETAS




LECHE, AGUA Y GALLETAS

Unas cuantas galletas Bandama.
Unos vasos de agua Firgas
para rellenar las jorobas.
Y algo de leche para mojar
en sueños blancos de niños.

Ahora recuerdo cuán felices
eran aquellos días
en que la sonrisa visitaba
mi rostro sobre los sillones
poblados de regalos
cada seis de Enero.

Pero ya han pasado los años.
Aquella leche de entonces
sabe algo agridulce.
Y, quizás, ha caducado un poco
aquel manantial de fantasías
del que rezumaban tantas estrellas
inocentes en los ojos.

Y, en este mes de enero,
que corre hacia la Cabalgata
de Melchor, Gaspar, y Baltasar
no voy a escribir ninguna carta.
Quizás, porque ya no toca
navegar en barcos de papel
por la corriente del océano
esperando siempre un plato
sin marejada.
Ya es hora de enfrentar
las olas y las tempestades,
levantar la nave
después de cada naufragio,
atesorar recuerdos como joyas
de un cofre que ningún pirata,
salvo el tiempo, usurpará,
y pensar que cada instante
vivido de música, voz
o palabra
es el mejor regalo
que se puede pedir ahora,
aunque no siempre la alegría
invada cada gesto.

A los Reyes ya sólo les pido
algunos temblores más
para saber que sigo existiendo.

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