NO ESTÁS EN NINGÚN SITIO
No estás en ningún sitio.
Sólo los lápices
trazan alguna línea
extraña de tu cuerpo
como una nube liviana
que, al estrecharla entre los dedos,
se va como la arena
de aquellos castillos
que no soportaban la marea.
Y tenerte ahora entre mis brazos
es extender mi cuerpo
allende el cielo, y el tiempo,
y las sonrisas pavimentadas
de una ciudad de fantasmas.
Y saber que volverás a irte
en ese bajar y cerrar de párpados
que dura un sueño,
con mi falta ya de cansancio.
No estás en ningún sitio.
Y, sin embargo, todo lo ocupas,
salvo este beso de papel
que doy a mis letras,
imaginando tus labios,
mientras escribo a tu recuerdo.
Sólo los lápices
trazan alguna línea
extraña de tu cuerpo
como una nube liviana
que, al estrecharla entre los dedos,
se va como la arena
de aquellos castillos
que no soportaban la marea.
Y tenerte ahora entre mis brazos
es extender mi cuerpo
allende el cielo, y el tiempo,
y las sonrisas pavimentadas
de una ciudad de fantasmas.
Y saber que volverás a irte
en ese bajar y cerrar de párpados
que dura un sueño,
con mi falta ya de cansancio.
No estás en ningún sitio.
Y, sin embargo, todo lo ocupas,
salvo este beso de papel
que doy a mis letras,
imaginando tus labios,
mientras escribo a tu recuerdo.
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