DARSE CUENTA DEL VACÍO
Darse cuenta del vacío
es llenarse de golpes
de soledad en la ausencia,
y morirse en el espejo
como el rostro de nadie.
El mundo son puertas
cerradas, entonces.
Y todo gira en órbita circular
sobre la monotonía
de agujas y relojes.
Darse cuenta del vacío
es volverse, quizás,
la mitad de nada.
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