UTOPÍA POSIBLE
Los que soñaron
estaban locos.
Los que tuvieron derecho
al delirio se quedaron
muchos sin manos,
y sin guitarra.
Y los que amaron
se quedaron muchos
sin corazón.
Pero los sueños
siguieron siendo sueños.
Y los locos aún
despiertan en su cordura
dulce de cambios.
Sigamos a los que volaron
aun sin ser pájaros.
A los que dispararon
sin derramar sangre
aun sin tener fusiles.
A los que amaron, a veces,
sin paz ni amor.
Sigámoslos por los sueños.
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