LLORAR
Llorar, y en un instante
de llanto secar la corriente
fluvial de la soledad
que corre por mis mejillas.
Llorar, tal vez, para agostar
mi tristeza y mis palabras
fúnebres este mediodía.
Llorar...
No existe más belleza que atrapar los sonidos del mundo en unas palabras y ahondar en sus misterios por medio de las palabras de un poema.
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