LA IDEA LLEGA
La idea llega, se expande,
y abarca todo el mundo
que puede ser sobre un papel.
Llega, y es como un tren de aire
que cruza de repente el tránsito
de adioses y nostalgias
de una estación de palabras,
unas dulces y otras más saladas.
Y ama, y siente, y bebe melancolía
como el hombre triste que devora
su tristeza en la barra de un bar,
apurando una última gota de olvido.
La idea llega, y es cuerpo
sobre el aire y el viento.
Muerde el cielo tiernamente
como si fuese una manzana
que paladear en cuanto cae
del árbol leve, y dulce.
Se pasea entre el olor
a libros viejos de una biblioteca
ambulante de sueños.
Y es simple, y sencilla,
y frágil como el rumbo
de un navío
a merced de la corriente.
La idea es también vida.
Nace y muere
en un recuerdo.
Y ahora, tal vez,
nazca de nuevo
mientras la escribo.
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