ROSAS DE ASFALTO
La ciudad muere otra vez
esta tarde bajo la nieve.
Se despide como las nubes
que corren por el mundo
cual ángeles blancos de agua.
Apenas lloran escarcha
los árboles como transeúntes
pasivos del invierno
que les roba las hojas.
Y el silencio puebla
cada calle como si transitara
un monólogo de lágrimas
vacías la soledad mundana
de amar solo lo metálico.
Se ha acabado todo.
Eso parece, pero llega
el poema otra vez a mi casa.
Sin tocar la puerta pasa.
Y tengo la esperanza,
cuando todo ha muerto,
de que vuelvan a nacer
rosas sobre el asfalto.
Para seguir amando
la urbe, aunque haya
muerto muchas tardes.
1 comentarios:
La poesía es un visitante que entra sin permiso, solo hace falta ser receptivos y escuchar
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