MÚSICA PARA EL ALMA

lunes, 5 de mayo de 2014

AMANECE EL MUNDO



AMANECE EL MUNDO

Amanece el mundo,
y tus ojos me abarcan.

Fuera de estos mapas
de conjuros y encantos,
nada existe o eso parece.

Las pupilas se me tornan barcas
que buscan la orilla trémula
de las tuyas para reposar
de otro día gris y oscuro.

Las manos, mis manos 
quieren descansar
de su andar sin rumbo
por las pieles de asfalto
en la enciclopedia sin ciudad ni páginas
conocidas todavía de tu desnudez.

Y las ganas ahora se desvisten
de la ausencia que las encierra
entre soledades y tristezas
para ir a tu encuentro.

El mundo amanece,
y tus ojos me abarcan.

Tu mirada deja un momento
que la atraviese, que la cruce
por ese puente de fantasía
que construye, a veces, la ternura
que solo pronuncian las caricias,
a veces, sin dedos que alcancen.

Y la gravedad no duele,
y el tiempo no desangra
cuando el Sol flota lleno
de mediodía cuando descansa
casi eterna la tarde
en la forma limpia
en la que ahora me miras.

Y amanece el mundo,
y tus ojos me abarcan.

Y sé entonces,
que me estás mando.

Amanece así el mundo,
cuando me habitas la mirada.

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