LA HABITACIÓN SE QUEDÓ SOLA
Y el silencio respondió
después de que hablara
la guitarra, y las risas
dieran paso al diálogo intenso
con las paredes.
La habitación se quedó sola.
Y mi voz se volvió, después,
una anécdota de sonido
en el aire lleno de pésames,
y recuerdos que se entierran
como poemas bajo los cajones.
Al cabo de un rato,
tuve que preguntarle
a mi soledad qué había ocurrido.
Sólo me dio
más silencio de respuesta.
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