MÚSICA PARA EL ALMA

miércoles, 29 de diciembre de 2010

MI MADRE RECUERDA




MI MADRE RECUERDA


Suena el arrorró de entonces. Una leve música infantil parece dar la bienvenida a la brisa que atraviesa las ventanas para levantar las pestañas de dos niños que corretean en triciclo por unos escuetos pasillos. Y sonríe ante los dos seres gemelos que ha creado. Deshace la cuna, y otro día se asoma como un amanecer claro y azul en unos pasillos cálidos poblados por la ilusión y la esperanza. El mediodía, al cabo de unas horas, comienza a discurrir como de costumbre. Los fogones impregnan de un cierto sabor a delicia y nostalgia las paredes cuyas baldosas absorben los aromas de una cocina maravillosa donde vuelan más que efluvios de especias. La mesa queda servida después, y entre chistes y risas se despide la luz del día para saludar a la tarde que declina. Ella mira por la ventana cómo las hojas del otoño se pasean por el viento cual mujer en el abrazo de un amado. Ese balanceo la consuela, y tras sus dos espejos verdes de agua, la vida es bella en ese instante. La noche llega, se posa en las calles como un pájaro nocturno cuyas alas abarcan toda la cuesta del barrio. Y la hora del arrorró llega. Toca dormir a los infantes. Y luego, el cansancio la derrumba en una cama.
Pero son las cuatro de la tarde, pese a todo.

-¿Mamá, estás aquí? ¿Qué ves?
-No lo sé. Sólo estoy ante la televisión

Supongo que mi madre tan sólo recuerda. Vuelve a sonar el arrorró, lejos de casa, en su memoria.


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