MÚSICA PARA EL ALMA

martes, 9 de noviembre de 2010

DE REGRESO




DE REGRESO


Algunas veces regreso. No sé cómo puedo con el mar, pero regreso. La memoria me devuelve a unos pasillos de mármol sobre cuyas baldosas pasearon tantos recuerdos y tantas carreras infantiles en triciclo. Y me imagino a los juguetes de las estanterías regalándome una cándida sonrisa de metal, que lucha con el olor a décadas pasadas y el polvo por abrirse camino hasta una mirada inocente. Me imagino, también, a la cocina dándome una cálida bienvenida con sus deliciosos torbellinos de sofritos y dulces embriagando a mis sentidos. Y mi madre prologando el momento con ese tacto frágil y mágico para emborrachar de pasión alimentaria a mi nariz. Toda la familia, después de la sesión de chistera culinaria y maternal, se reúne entonces, tras los umbrales de mi fantasía, en la mesa. Y charlamos todos, y reímos como si los huesos de madera astillada de algunas sillas viejas no crujieran cual columna avejentada, y el café expreso no impregnase los antiguos recibos. Porque recordar es como volver a casa, a veces, sin haber partido de regreso allá donde se nace. Sin embargo, es algo tan efímero como la espuma que la corriente se lleva océano adentro tras el baile con la arena, como el mar cuyo vaivén me devuelve ahora a la habitación desde la que regreso, quizás, a mi antigua casa.

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