NUESTRO CAMINO
Nuestro camino no duró demasiado.
Tal vez, lo que tardan los paraísos
de encarnado cartón en disiparse
de una estrella de papel.
No duramos demasiado .
Tal vez, unos pasos de lujuria
en los abrazos,
y unas carreras de ternura
por los labios.
Y nos cansamos, supongo,
como se cansa la llama de una vela
de dar algo de mediodía
a una estancia semioscura.
Porque andar ya es complicado.
Y, tal vez, tender puentes
a otros sueños ya sea imposible,
cuando los brazos no alcanzan
a contener la ausencia vital
de estar solo
sin querer la soledad.
Para marchar de la mano
en nuestro camino.
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