NO QUISIERA QUE NADIE
No quisiera tener que hablar
más tiempo de nadie.
De un nadie cuya voz sólo
escucha el asfalto podrido
de alguna ciudad sin limpiar
por la noche.
De un nadie cuyos recuerdos
sólo abraza el cristal sucio
de algún zaguán, mientras se mira
el rostro arrugado en los charcos
que deja la lluvia en las aceras.
Y de un nadie cuyo único techo
son las estrellas estorbadas
en su mirada alienada
por el temblor de alguna farola.
No quisiera seguir hablando
de nadie, y que tenga corazón
cada latido que le golpea
el pecho.
Nadie. No puedo seguir
conversando en este poema
con nadie.
Porque nadie también soy yo.
Y no quisiera que el polvo
fuese lo único que abrazar
en una fría tarde de invierno.
Porque nadie también soy yo.
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