BENDITA ERES
No hay versículo
que te recuerde.
Y tampoco eres oración
de ningún fiel.
Pero tu cintura ahora
es mi tierra prometida.
Aquel lugar bendito,
aquella estela bendita
de calles de piel
en que los besos se ensanchan
como flores cuya primavera
no conoce la hoz
de septiembre sobre las copas
estériles de los árboles.
Creo en ti,
y cada vez
que te convierto en palabra
eres amor, y nostalgia,
a veces,
cuando sólo me acercan
a tus manos
los recuerdos.
Extrañar, entonces,
es echar de menos
toda tu belleza.
La religión de tu cuerpo
conjugada en mis abrazos.
Bendita eres.
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