EL MOMENTO DE DESAMARTE
Tu cuerpo llega
a extender mi piel,
cuando queda tras las cortinas
la imposibilidad de abrazarte.
Un golpe de llave.
Tres vueltas, y ahí estás.
Ahí estamos.
Encerrados en la dulzura
de nuestros ojos enamorados.
Como delfines
que se deslizan
sobre la misma ola.
Como viandantes
que sonríen a la tormenta.
Como pájaros de humo
que vuelan sobre un te quiero
de curvas y arrumacos.
Es, tal vez, tan dulce
la lluvia, cuando nos moja
de sudor las entrañas.
Tengo toda la noche
para deleitarme explorándote.
Y a oscuras
sé que existen tus besos.
Llega el momento de desamarte.
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