NO TE ESCONDAS
No te escondas. Es inútil.
Tu mirada dice todo
lo que tus palabras callan.
Sé que tiemblas tiernamente.
Lo veo en cómo el viento
eriza el leve vello
de tu mejilla sonrosada.
No hace falta que mientas.
Te brillan ahora las pupilas
como astros fosforecentes
cuyas niñas amanecen
mis ojos sombríos.
Y no tengas miedo.
Si naufragas, atraca
tu cuerpo en mis brazos,
porque no quiero
que te desvanezcas
como la torpe luz
de las farolas en las calles
al llegar el día.
No te escondas.
Yo también te amo,
por eso tiemblas tiernamente.
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