MÚSICA PARA EL ALMA

lunes, 7 de abril de 2014

CABE EL MUNDO



CABE EL MUNDO

Nadie lo sabe.
Nadie lo conoce.
Los mapas no lo abarcan.
Ahí solo llueven las ganas
perladas de estar abrazados,
y abrasados de cariño.

Vive en un suspiro.

Y sin embargo, cabe en un bolsillo
y en los márgenes de una hoja
arrancada de cuadernos.

Se escribe en los labios
sin dejar el roce acalorado
de un bolígrafo.

Convierte el silencio
en el acorde cotidiano
de quienes saben pronunciar
la conjugación tierna
de las pupilas abrazando
la otra mirada al frente.

Y en la pequeñez de un instante
abarca la inmensidad entera
de un recuerdo que nace recién
mientras da algún tipo de beso
a la primavera que asoma
en los sauces y las semillas.

Nadie lo sabe.
Nadie lo conoce.
Las fronteras nacionales
no lo abarcan tampoco,
pero lo auscultan mejor
mis manos cuando te tocan
palmo a palmo como si el infinito
tuviese margen entre tus piernas,
tus caderas o tus pechos desnudos.

Y lo conocemos nosotros.
Esa inmensidad dulce
de querernos
donde ahora cabe el mundo
que solo conocen nuestros cuerpos.

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