Las estrellas siguen jugando
en el brillo de mi pupila.
El viento me sigue dando
de bruces, a veces,
cuando camino con mi soledad
por los caminos de la vida.
Y siento en la corriente
del mar cómo se deleita
la arena con el baile
salado de las olas en la orilla.
Aún puedo respirar.
Y ya he nacido.
Aún estoy vivo.
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