No sé lo que eres,
porque, a veces,
tu recuerdo simple
como la arena yéndose
entre los dedos con el viento
cabe un poema de amor.
Y otras eres como un deseo
de ternura que solo alcanzo
a sellar en unos labios de aire,
mientras hago amistad
con tu ausencia,
y estrecho la mano dormida
de la nostalgia.
No sé lo que eres, ya ves.
Y sé que aunque convoque
a todos los verbos a tu voz
de soledad y olvido
ninguno serviría para llegar
hasta tu cuerpo de tierra.
El mundo sobra por ello.
Y lo desprecio, a veces,
sin que sobren los pasos
para ya gastar solo
una avenida de cansancio
hasta el cariño tuyo.
No sé lo que eres.
Yo solo escribo otro poema.
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